Esta entrada está dedicada a Santiago Martínez por su valentía y su defensa constante de los Derechos humanos.

He aquí la figura de un activista en pro de los derechos de la población de origen africano en Estados Unidos y en el mundo entero. Él fue quien luchó por sustituir la palabra "negro" que había sufrido tantas veces de manera despectiva defendiendo la palabra "afroamericano" en su país, abogando a la vez por la belleza del adjetivo "negro" que caracteriza la piel de los africanos.
Malcolm X, se llamaba Malcolm Little, pero decidió sustituir su nombre por el de Malcolm X, aludiendo al origen desconocido de todos los afroamericanos que habían sido separados de sus familias en el secuestro de miles de personas esclavizadas desde África a otros continentes.
Así, dice Malcolm que su apellido es el apellido impuesto que años atrás la familia esclavista que explotó a sus antepasados le dio a estos y no el verdadero.

Malcom X nació el 19 de mayo de 1925 en Omaha (Nebraska) y fue asesinado el 21 de febrero de 1965 en Nueva York mientras pronunciaba un discurso.

Puedes consultar la biografía de Malcolm X en los siguientes enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Malcolm_X
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/malcolm.htm
Desde mi punto de vista, su valentía al enfrentarse con los estadounidenses blancos por esclavizar a la población negra y por haberla discriminado, merece una mención especial.

Y de la misma manera su valentía para acusar al cristianismo como una religión de blancos con un Cristo rubio y de ojos azules, incompatible con la figura bíblica. De pertenecer a la Nación del Islam, y finalmente de abandonarla, argumentando en los últimos momentos de su vida que la separación entre blancos y negros por la que él había abogado no tenía sentido.

Esta declaración es una defensa a ultranza del ser humano, por encima de las diferencias raciales. Una joya que conocemos gracias a una conversación que sostuvo con Gordon Parks, tristemente dos días antes de su asesinato:

"Escuchar a líderes como Nasser, Ben Bella y Nkrumah han hecho darme cuenta de los peligros del racismo. Me di cuenta que el racismo no es sólo un problema de blancos y negros. Existen baños de sangre en todas las naciones de la tierra en un momento u otro.
"Hermano, ¿recuerdas el momento en el que una chica universitaria blanca entró en el restaurante con el propósito de ayudar a reunir a los musulmanes negros y a los blancos, y yo le dije que no había ninguna remota posibilidad y se fue llorando?. Bien, he vivido para lamentar aquel incidente. En muchas partes del continente africano vi a estudiantes blancos ayudar a la gente negra. Algo como esto mata un montón de argumentos. Hice muchas cosas como musulmán negro de las que ahora me lamento. Yo era un zombi por entonces, como todos los musulmanes negros. Estaba hipnotizado. Bueno, supongo que un hombre tiene derecho a hacer el ridículo si está dispuesto a pagar el coste. Esto me costó 12 años.
Esa fue una mala escena, hermano. La enfermedad y la locura de aquellos días... me alegro de estar libre de ellos."

Poesía pura a modo de elegía le dedica Ossie Davis en su funeral:
Aquí, en esta hora final, en este lugar tranquilo, Harlem ha venido a despedirse de una de sus más brillantes esperanzas, que ahora ha sido extinguida, que nos ha sido arrebatada para siempre. En toda su historia, esta asediada, desgraciada, pero sin embargo, orgullosa comunidad, jamás había tenido a un joven campeón más valiente que este afroamericano que yace ante nosotros y sigue invicto. Y repetiré la palabra como él querría que lo hiciese: afroamericano. Malcolm era afroamericano. Malcolm había dejado de ser negro años atrás. Se había convertido en una palabra demasiado pequeña, demasiado débil e insignificante para él. Malcolm era más grande que eso. Malcolm se había convertido en un afroamericano y deseaba desesperadamente que nosotros, que todo su pueblo, nos convirtiésemos también en afroamericanos. Aún existen quienes siguen considerando que es su deber, como amigos del "pueblo negro", decirnos que le repudiemos, que huyamos aún de la presencia de su recuerdo, para salvarnos a nosotros mismos borrándole de la historia de nuestros tiempos turbulentos. Y nosotros sonreiremos. Ellos dirán que estaba lleno de odio, un fanático, un racista que solo podía traer el mal a la causa por la que lucháis. Y nosotros contestaremos y les diremos: ¿Alguna vez hablaste con el hermano Malcolm? ¿Alguna vez le tocaste o conseguiste que te sonriera? ¿Le escuchaste alguna vez de verdad? ¿Estuvo personalmente asociado alguna vez con la violencia o con cualquier disturbio público?, porque si lo hubieras hecho le conocerías, y de haberlo conocido, sabrías porqué debemos honrarle. Malcolm fue nuestro orgullo, nuestro orgullo negro viviente, éste es el significado que ha tenido para su pueblo. Y al honrarle a él, honramos lo mejor de nosotros mismos. No importa cuánto hayamos diferido de él, o entre nosotros, sobre su valor como hombre. Dejemos que su partida sirva tan solo para acercarnos los unos a los otros. Entregando sus restos mortales a la Tierra, la madre común de todos. Seguros en el conocimiento de que lo que entregamos a la Tierra ya no es un hombre, sino una semilla que tras el invierno de nuestro descontento resurgirá para encontrarnos. Y entonces le reconoceremos por lo que fue y es: Un príncipe. Nuestro propio y resplandeciente príncipe negro, que no titubeó en morir porque hasta tal punto nos amó.

Recomendaciones:
Autobiografía de Malcolm X, escrita por Alex Haley entre 1964 y 1965, a partir de la conversaciones con Malcolm poco antes de su muerte.
Spike Lee realiza una excelente película titulada Malcolm X con un Denzel Washington en estado de gracia como protagonista y un guión precisamente basado en la Autobiografía mencionada.
Momentos memorables:
Con el boxeador Muhammad Ali
Con Martin Luther King

Con dos de sus seis hijos, por cierto tuvo dos gemelos póstumos, toda la descendencia anterior fue femenina.

Malcolm con Muhammad Ali y tres de las niñas.

Poesía pura a modo de elegía le dedica Ossie Davis en su funeral:
Aquí, en esta hora final, en este lugar tranquilo, Harlem ha venido a despedirse de una de sus más brillantes esperanzas, que ahora ha sido extinguida, que nos ha sido arrebatada para siempre. En toda su historia, esta asediada, desgraciada, pero sin embargo, orgullosa comunidad, jamás había tenido a un joven campeón más valiente que este afroamericano que yace ante nosotros y sigue invicto. Y repetiré la palabra como él querría que lo hiciese: afroamericano. Malcolm era afroamericano. Malcolm había dejado de ser negro años atrás. Se había convertido en una palabra demasiado pequeña, demasiado débil e insignificante para él. Malcolm era más grande que eso. Malcolm se había convertido en un afroamericano y deseaba desesperadamente que nosotros, que todo su pueblo, nos convirtiésemos también en afroamericanos. Aún existen quienes siguen considerando que es su deber, como amigos del "pueblo negro", decirnos que le repudiemos, que huyamos aún de la presencia de su recuerdo, para salvarnos a nosotros mismos borrándole de la historia de nuestros tiempos turbulentos. Y nosotros sonreiremos. Ellos dirán que estaba lleno de odio, un fanático, un racista que solo podía traer el mal a la causa por la que lucháis. Y nosotros contestaremos y les diremos: ¿Alguna vez hablaste con el hermano Malcolm? ¿Alguna vez le tocaste o conseguiste que te sonriera? ¿Le escuchaste alguna vez de verdad? ¿Estuvo personalmente asociado alguna vez con la violencia o con cualquier disturbio público?, porque si lo hubieras hecho le conocerías, y de haberlo conocido, sabrías porqué debemos honrarle. Malcolm fue nuestro orgullo, nuestro orgullo negro viviente, éste es el significado que ha tenido para su pueblo. Y al honrarle a él, honramos lo mejor de nosotros mismos. No importa cuánto hayamos diferido de él, o entre nosotros, sobre su valor como hombre. Dejemos que su partida sirva tan solo para acercarnos los unos a los otros. Entregando sus restos mortales a la Tierra, la madre común de todos. Seguros en el conocimiento de que lo que entregamos a la Tierra ya no es un hombre, sino una semilla que tras el invierno de nuestro descontento resurgirá para encontrarnos. Y entonces le reconoceremos por lo que fue y es: Un príncipe. Nuestro propio y resplandeciente príncipe negro, que no titubeó en morir porque hasta tal punto nos amó.

Recomendaciones:
Autobiografía de Malcolm X, escrita por Alex Haley entre 1964 y 1965, a partir de la conversaciones con Malcolm poco antes de su muerte.
Spike Lee realiza una excelente película titulada Malcolm X con un Denzel Washington en estado de gracia como protagonista y un guión precisamente basado en la Autobiografía mencionada.
Momentos memorables:



Con dos de sus seis hijos, por cierto tuvo dos gemelos póstumos, toda la descendencia anterior fue femenina.

Malcolm con Muhammad Ali y tres de las niñas.
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